Nuestra querida política Maquiavélica

"¿Ustedes creen que los políticos son buenos?" Cómo olvidar esa frase de mi profesor de Teoría Política, el semestre pasado. Debo reconocer que hasta la fecha era aún una estudiante ingenua que afirmaba tal pregunta, pero han pasado los meses y siento que he madurado en mi intelecto y creencias, llegando a conclusiones realistas.

Las personas no son buenas. Menos aún los políticos. Porque está claro que en el ámbito de la política existe un juego de intereses, principalmente el interés de alcanzar el Poder. El Poder, que ha sido definido de muchas maneras, en el cual se usan medios como la violencia con el fin de conseguirlo, preservarlo y ejercerlo como diría Agustín Squella en una charla del CEP. Y la política es eso: la constante lucha por él y por sentir la satisfacción que éste proporciona. Democracia, golpes de Estado, Totalitarismos, Autoritarismos, Monarquías, Teocracia...¿para qué? Todo con el fin de lograr ese efímero poder.

¿Y qué decir de nuestra política criolla? Claramente no ha quedado a expensas de este "jueguito". Hay muchos ejemplos de ello, pero en esta ocasión quisiera abocarme a un aspecto más actual.

"Los amigos de hoy, pueden ser los enemigos de mañana". Una frase de Maquiavelo que Joaquín Lavín conoce muy bien. Esto se remonta a las elecciones presidenciales del año 2005, en el cual Lavín se presentaba como único candidato de la Alianza, pero él no se imaginaba la sorpresa que le esperaba: Sebastián Piñera. ¿Traición? Simplemente fue estrategia política. Un personaje que estaba comenzando a llamar la atención tímidamente y que era reconocido por ser uno de los empresarios chilenos más exitosos del momento, pero a él le faltaba algo: El "Poder del Estado" y el placer de usar la banda presidencial.

Si bien, pensaba que con su apresurada candidatura, lograría una victoria aplastante (produjo un quiebre interno en la Alianza), log´ró perfilarse como uno de los políticos con más futuro y en las encuestas aparece entre los favoritos a ocupar la silla presidencial.

Como su fin es lograr el ansiado Poder, ha comenzado una candidatura prematura desde el comienzo del mandato de Michelle Bachelet, para perfilarse como futuro mandatario. Mas en su afán político, no esperaba la aparición de su "amigo" y compañero político: Joaquín Lavín ( a quien hace dos años le había arrebatado la posibilidad de pasar a segunda vuelta), en gloria y majestad pero con una diferencia: como colaborador del oficialismo, que luego se autodefiniría como Bacheletista-Aliancista. Esta situación fue como un "balde de agua fría" para Piñera, quien tenía todo a su favor en la próxima elección presidencial.

Maquiavelismo puro, en donde Maquiavelo había llamado a desconfiar de nuestros "amigos" para así no arriesgarse a sufrir una"decepción política futura" y al parecer Lavín en un principio no se había guiado por esta regla, pero actualmente la habría comprendido, lo que le ha traído beneficios a su favor. Y aunque Lavín no planea candidatearse, sí está siendo un instrumento estratégico en favor de la Concertación que se ha abierto a las opiniones de una oposición que no está acostumbrada a colaborar en distintas materias, en conjunto con el Gobierno. Algunos han considerado la actitud de Lavín como "venganza" y aunque no debiera tomarse como tal, sí ha dificultado la carrera hacia la presidencia de Piñera, provocando un nuevo conflicto interno en la Alianza (la anterior la había provocado el propio Piñera) en donde no están de acuerdo con la actitud "amistosa" de Lavín, ya que baja el perfil a Piñera y eso podría dificultarlos en sus afanes políticos.

Y esta "amistad política" en el cual el oficialismo ha defendido a Lavín, incluso elogiándole, también es parte de la estrategia en la cual se pretende "provocar la ira de Piñera" y sus compañeros, demostrando una vez más que en la política todo vale.

Como está la situación actual, habría que esperar las nuevas maniobras política-estratégicas que usarán ambas coaliciones, con el fin de lograr el "asiento presidencial", es decir, el Poder.

Quién sabe si a futuro se formase un Gobierno "pluralista" en la cual ideas de derecha y "centro-izquierda" pudiesen converger y así "mejorar" en algo la política chilena. Al final todas las ideologías y colores apuntan al mismo sentir: Poder.

Pero algo de lo que se está claro es que a pesar de los años, don Nicolás Maquiavelo sigue tan presente en la política actual como en la de antes, en temas de fines políticos, intereses y gente de política, quienes actúan en favor de sus propios intereses, con tal de lograr Poder...

Ely Orrego